La prosperidad es más que tener mucho dinero. Es más que tener relaciones sólidas y una mente y cuerpo saludables. Puedes estar lleno del Espíritu Santo, alabar a Dios, adorar e incluso profetizar, hablar en lenguas y expulsar demonios, y aún así ser incapaz de mantener una vida equilibrada y próspera. La verdad es que, sin estabilidad interna, cualquier prosperidad externa no perdurará.
El autor de mayor ventas John Eckhardt revela la verdad del Salmo 112, la cual es que el hombre que teme al señor sea amable, lleno de compasión y generoso. Su corazón está fijo y establecido. No puede ser movido. Él es intransigente y consistentemente justo. Su justicia perdura para siempre.
Este salmo muestra el cuadro de la vida del creyente que es equilibrado, estable, firme e inamovible; y la enseñanza de Eckhardt revela cómo todos podemos llegar ahí.