Yancey no oculta las fallas de la iglesia. Las contrasta con el abrumador equilibrio de sus fortalezas: su pasión por Dios, su preocupación por los que sufren, su compromiso con los perdidos y su valor como familia y comunidad.
Este libro es para quienes alguna vez se han preguntado: ¿Para qué molestarse en la iglesia?