- Leyendo estas líneas, puedes comprender por qué a veces has sufrido derrotas. Otras veces, llevas en el alma las cicatrices de las batallas que has librado. Sin embargo, naciste para ser más que vencedor. La vida es un viaje y su destino es ganar. Jesucristo es el campeón supremo, y si quieres ser un campeón como él, debes aprender que naciste para ganar.
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