- Solo un mordisco de la fruta prohibida fue necesario para echar a rodar a toda la humanidad a los pies de Dios. Lo que Sheila Walsh revela en Dios ama a las personas rotas es que, inclusive en ese momento, Dios tenía un plan divino oculto bajo nuestro sufrimiento y nuestros errores.
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Dios Ama a las Personas Rotas
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